20 ago 2018

Los datos son el petróleo de la era digital

 https://www.economist.com/leaders/2017/05/06/the-worlds-most-valuable-resource-is-no-longer-oil-but-data

«Los datos son el petróleo de la era digital». Todos hemos oído esa frase alguna vez los últimos meses, una afirmación ciertamente curiosa e inspiradora. Vamos a ver de dónde procede, qué significa y qué se puede decir de su particularización a los datos geográficos.

La frase de marras procede de un artículo de fondo publicado por The Economist en mayo del 2017 con el título «The world’s most valuable resource is no longer oil, but data» (El recurso más valioso del mundo ya no es el petróleo sino los datos) en el que se sostiene que la nueva economía de datos exige un nuevo planteamiento de las reglas antitrust.

El texto comienza planteando que los datos juegan en la economía digital radicalmente globalizada en la que vivimos el mismo papel que jugaba hace cien años el petróleo: una materia prima alrededor de la que florece una amplia gama de negocios muy lucrativos, lo que exige que haya leyes antitrust para limitar el poder de las organizaciones que controlan su flujo. Los cinco de la fama, Amazon, Apple, Facebook, Google y Microsoft, son las cinco compañías más valoradas y sus beneficios sobrepasaron los 25 000 M $ en el primer trimestre del 2017. Pero su tamaño no es lo más preocupante, sino la posición de poder que les da el controlar una enorme cantidad de datos. Google ve qué es lo que todo el mundo busca, Facebook lo que comparte, Amazon lo que compra y Twitter cómo reacciona. El Big data es suyo y los Sistemas Inteligentes que se alimentan de él y son capaces de predecir nuestro comportamiento parece que también.

Sin darnos cuenta nos han acostumbrado a vender porciones cada vez mayores de nuestra privacidad a cambio de servicios electrónicos deslumbrantes de los que nos hemos hecho dependientes y adictos. No queremos entender que todo servicio gratuito conlleva siempre alguna forma de dominación y dependencia (Richard Sennett dixit).

El poder que acumulan las cinco grandes es enorme. Pueden decidir qué cosas pueden ser vistas en la red y qué cosas no (como desnudos, aunque sean artísticos) independientemente de la opinión de sus usuarios. O pueden censurar a alguien, como al agitador disparatado y promotor de teorías «conspiranoicas» Alex Jones, a quien realmente vale la pena silenciar, pero la cuestión entonces es, como apunta Enrique Dans, ¿qué poder democrático y transparente controla a las grandes que dominan las redes?, ¿cómo se garantiza una libertad de expresión que está, de hecho, en manos de tres o cuatro compañías?

Además, ¿de qué sirve que los gobiernos sean transparentes (cosa que tampoco ocurre en muchos casos) si las grandes burbujas de poder no lo son y nadie sabe a ciencia cierta qué datos personales almacenan las grandes compañías y qué beneficios obtienen de ellos?

Por otro lado, la mayoría de datos que recogen esas compañías son datos geográficos. La mayoría de nosotros lleva un teléfono inteligente que es muy difícil o imposible evitar que sea rastreado, nuestras compras y pagos con tarjeta dejan un rastro geográfico y en el futuro, probablemente todos los coches sean inteligentes.   

Nos han cambiado el mundo y no tenemos reglas razonables que lo regulen. Por un lado, los servicios cartográficos públicos y oficiales, que normalmente persiguen el bien común, proporcionan un servicio a la sociedad y son abiertos, han sido desplazados por servicios propietarios espectaculares que atraen el tráfico de millones de usuarios mientras los espían y proporcionan un valioso servicio a unas pocas compañías. Por otro lado, el tablero en el que ahora se juega la partida se ha globalizado y carece de leyes internacionales, un poder judicial internacional y una policía globalizada.

Quizás estamos acostumbrados a pensar en términos de países cuando a veces quienes cortan el bacalao son media docena de grandes corporaciones transnacionales muy poco transparentes, que pagan pocos impuestos, lo saben  casi todo acerca de nosotros y apenas si están controladas.

Temas para la reflexión. Nuestro mundo evoluciona demasiado deprisa y parece que ni fuimos capaces de prever lo que está ocurriendo ni somos capaces ahora de entender el alcance de todas sus consecuencias.


Publicado por el editor.

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