Los vestigios de las operaciones del ejército romano en el norte de la Península Ibérica siguen latentes dos mil años después. Un equipo de arqueólogos acaba de descubrir 66 nuevos campamentos militares en una zona que abarca el territorio de las actuales provincias de León, Palencia, Burgos y Cantabria. El descubrimiento supone un importante avance en la comprensión de las dinámicas de la conquista romana e incrementa en un tercio los recintos militares descubiertos en esa zona durante las últimas décadas.
Los hallazgos se registraron desde el ordenador durante la pandemia, utilizando métodos no invasivos, sin excavaciones in situ, empleando fotografías e imágenes, tanto aéreas como por satélite, procedentes del Plan Nacional de Ortofotografía Aérea, Modelos Digitales del Terreno (MDT), Modelos Digitales de Superficies (MDS) y Mapa LiDAR, generados a partir de datos de prospección láser (sistema LiDAR) y drones.
Aunque las excavaciones sobre el terreno en busca de pruebas materiales y los análisis radiocarbónicos deberán confirmar que todos son campamentos romanos, a priori las estructuras descubiertas siguen unos estándares muy concretos y son muy reconocibles, como la planta rectangular con esquinas redondeadas.
El estudio «Following the Roman Army between the Southern Foothills of the Cantabrian Mountains and the Northern Plains of Castile and León (North of Spain)» ha sigo publicado en la revista Geosciences, y ha ubicado cronológicamente estos recintos en los primeros compases del Imperio, entre finales del siglo I a.C. y principios del I d.C. Según sus hipótesis, estas fortificaciones las habrían utilizado los legionarios y militares romanos durante las guerras cántabras (29-16 a.C.), en las operaciones de pacificación del territorio, como lugar de cobijo durante las obras de construcción de las calzadas o para la explotación de las zonas mineras.
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