Este es uno de esos temas que se mantiene en la actualidad bastante tiempo y que vale la pena recapitular de vez en cuando por su importancia.
Repasemos. La neutralidad de la red es un principio que establece que el tráfico de datos en Internet debe ser tratado por igual independientemente de su contenido, sin que varíen ni la tarifa ni la velocidad de navegación en función de qué datos se estén transmitiendo, qué páginas web se visiten o qué soluciones tecnológicas tenga el usuario (sistema operativo, navegador, software en general y dispositivo).
El término fué acuñado en 2003 por el profesor Tim Wu de la Universidad de Columbia y implica, sobre todo, que los proveedores de servicios de internet proporcionen los mismos servicios y a las mismas tarifas a todos los usuarios y proveedores de contenidos. Hay que tener en cuenta que es razonable diferenciar el
tráfico en la red para priorizar las comunicaciones de los servicios de
emergencias, la gestión de la propia red de las operadoras y el uso de
servicios críticos, como los de teleasistencia y otros parecidos.
Algunos países han regulado por ley estas cuestiones: Chile se convirtió en 2010 en el primer país en aprobar una ley (la Ley N° 20.453) a favor de la neutralidad de la red; el Parlamento Europeo votó en 2014 a favor de la neutralidad de la red y ha aprobado varias medidas en esa dirección, y en España, la Ley General de Telecomunicaciones (Ley 9/2014) establece en su artículo 3 h) como uno de sus objetivos y principios «fomentar, en la medida de lo posible, la neutralidad tecnológica en la regulación».
Sin embargo, no está claro cómo esos marcos legales y las buenas intenciones de algunos países pueden afectar al órgano regulador de la red, la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), cuyas disposiciones afectan a los grandes proveedores de Internet. Tras una historia llena de altibajos, está presidida desde 2017 por el polémico Ajit Pai, poco favorable a la neutralidad de la red, que promovió que la FCC se declarase no competente para sancionar las violaciones de la neutralidad.
En los últimos años, ha habido un buen número de caso preocupantes, unos más dudosos que otros de violar la neutralidad, desde compañías que ofrecen en un mismo paquete acceso a banda ancha junto y a una plataforma determinada de series y películas, hasta las diferencias en velocidad con que se accede a Netflix desde distintos proveedores de Internet, pasando por el zero rating,
tarifas que ofrecen datos gratuitos para el tráfico generado por
determinadas aplicaciones como redes sociales, vídeo, música o
mensajería.
En cualquier caso, el dejar las manos libres para que los grandes proveedores de Internet actúen libremente y establezcan políticas comerciales propias puede tener consecuencias poco deseables, como ya se está viendo: la banda ancha puede tener recargos en zonas rurales poco conectadas y de baja rentabilidad, con lo que puede aumentar la brecha digital, las grandes compañías pueden bloquear las iniciativas innovadoras que los grandes genios puedan lanzar desde un garaje de forma independiente y puede desaparecer la libre y sana competencia de tarifas. En este artículo hay un interesante análisis de las consecuencias negativas.
Por rmencionar solo tres casos preocupantes ocurridos después de que la FCC dejase de proteger la neutralidad y algunas prácticas empresariales, mencionaremos:
- Que durante el peor incendio en la historia de California, Verizon restringió el ancho de banda del Departamento de Incendios del Condado de Santa Clara, lo que disparó una polémica entre ambos que duró siete meses y que zanjó Verizon declarando que dejaría de restringir el ancho de banda del Departamento de Incendios si empezaba a pagar más del doble de lo que estaba pagando hasta entonces.
- Algunas compañías, como AT&T, Sprint y T-mobile, han vendido los datos de la posición exacta de sus clientes.
- Frontier Communications cobra un 5 % más la conexión de banda ancha en zonas rurales de California.
Por otro lado, hay que puntualizar primero que solemos pensar en Internet como una red única en todo el mundo y con las mismas reglas de funcionamiento, pero la verdad es que no es así, especialmente en China, donde la red está tan censurada y controlada que prácticamente es otra red, y en Rusia, que hace poco se desconectó de Internet para probar una red propia, nacional y soberana.
Volviendo a la neutralidad de la «red occidental», el futuro es incierto y parece que su restablecimiento depende en buena medida de los jueces y del Congreso estadounidenses. Ahora mismo Hay al menos tres propuestas sobre la neutralidad de la red, como la iniciativa del Partido Demócrata de invalidar la decisión del 2017 de la FCC y volver a las reglas de juego anteriores.
Si os interesa el tema, Free Press es una iniciativa en favor de la libertad, apertura y transparencia de los medio de comunicación en general y en particular de la red.
Como ya hemos comentado alguna vez, creemos que la neutralidad de la red es un principio fundamental que vale la pena defender y que puede ser especialmente importante para los datos geográficos, que suelen ser muy voluminosos y constituyen un campo en el que las soluciones comerciales tienen una gran presencia.
(Para redactar esta entrada hemos tomado buena parte del contenido de este artículo).
Publicado por Antonio F. Rodríguez.
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