Según hemos visto en este artículo (en inglés) parece que los mapas topográficos suizos, que pasan por ser ser ejemplo de profesionalidad, precisión y modelo a imitar, han estado publicando durante décadas y en alguna que otra ocasión, pequeños dibujitos, que han podido pasar inadvertidos. ¡Quién iba a imagionar que había Easter Eggs en los mapas topográficos suizos!
Son dibujos que no molestan y que se identifican fácilmente una vez que han sido descubiertos, por lo que, en general, creo que no han podido causar mayor problema (hasta en eso son profesionales los cartógrafos suizos) y no pasan de ser un detalle simpático y un guiño a la creatividad.
A pesar de eso, no es una práctica recomendable en absoluto y va en contra del código deontológico del buen cartógrafo: representar el mundo real con la máxima objetividad posible y tal y como es. Demuestra varias cosas: que por muy sofisticado que sea un control de errores, siempre se pueden colar casos raros; que el factor humano es a menudo el eslabón menos fiable de la cadena, antes o después se equivoca o echa a volar la imaginación, por lo que no es razonable la desconfianza excesiva frente a la inteligencia artificial, y que ese tipo de cosas era más fácil hacerlas en los mapas en papel, en un WMS es más arriesgado porque muchos más ojos lo ven con una gran capacidad de zoom, y habitualmente, esas cosas no ocurren.
Algunos ejemplos más, un pececito y una araña:
Y por último, que luego somos los mediterráneos los que tenemos fama de ser de poco fiar y dados a las alegrías ;-)
Feliz fin de semana.
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