Imágenes del aparcamiento de un hospital en Wuhan en septiembre de 2019 (1) y en febrero de 2020 (2),
Científicos de la Harvard Medical School han publicado un artículo titulado «Analysis of hospital traffic and search engine data in Wuhan China indicates early disease activity in the Fall of 2019», en el que explican cómo han analizado 110 imágenes de satélite de alta resolución (70 cm de media) de 6 hospitales de Wuhan desde enero de 2018 hasta abril de 2020, mes a mes, con lo que han detectado un incremento en la densidad de vehículos que empezó en agosto de 2019 y llegó a un máximo en diciembre de ese mismo año. Parece que eso puedeconsiderarse un indicio de que quizás el virus ya circulaba en septiembre de 2019.
Por otro lado, han estado buscando las frecuencias de búsqueda en Baidu (el «Google chino») de palabras clave relacionadas con los síntomas de la COVID-19, como tos y diarrea, y han encontrado un patrón temporal similar.
Es decir, que aunque obviamente los virus son demasiado pequeños para salir en una imágen de satélite, su evolución sí se puede detectar.
Por otro lado, están apareciendo paneles de mando con datos y mapas sobre la COVID-19, que sintetizan muy bien la situación, alguno incluso interoperable, es decir, cumpliendo estándares OGC, normas ISO y las recomendaciones de UN-GGIM, como el de LUPPA:
¿Qué podemos concluir de éstos y otros ejemplos similares? Que la información geográfica es mucho más importante y decisiva para estudiar fenómenos geográficos de lo que puede parecer a primera vista. Que a veces parece que se puede resolver cualquier problema de gestión de cualquier tipo con una imagen o un buen mapa, y que lo ideal es que ambas cosas (ortoimágenes y mapas web) se publiquen mediante estándares OGC y descarga de datos abiertos, por dos motivos: así pueden usarse y amortizarse desde cualquier software SIG, dispositivo y plataforma, superponiendolos además con otros mapas, y además, así hay miles de pares de ojos que ven los datos y pueden tener una idea feliz.
Salud e interoperabilidad.
Publicado por el editor.
Por otro lado, han estado buscando las frecuencias de búsqueda en Baidu (el «Google chino») de palabras clave relacionadas con los síntomas de la COVID-19, como tos y diarrea, y han encontrado un patrón temporal similar.
Es decir, que aunque obviamente los virus son demasiado pequeños para salir en una imágen de satélite, su evolución sí se puede detectar.
Por otro lado, están apareciendo paneles de mando con datos y mapas sobre la COVID-19, que sintetizan muy bien la situación, alguno incluso interoperable, es decir, cumpliendo estándares OGC, normas ISO y las recomendaciones de UN-GGIM, como el de LUPPA:
¿Qué podemos concluir de éstos y otros ejemplos similares? Que la información geográfica es mucho más importante y decisiva para estudiar fenómenos geográficos de lo que puede parecer a primera vista. Que a veces parece que se puede resolver cualquier problema de gestión de cualquier tipo con una imagen o un buen mapa, y que lo ideal es que ambas cosas (ortoimágenes y mapas web) se publiquen mediante estándares OGC y descarga de datos abiertos, por dos motivos: así pueden usarse y amortizarse desde cualquier software SIG, dispositivo y plataforma, superponiendolos además con otros mapas, y además, así hay miles de pares de ojos que ven los datos y pueden tener una idea feliz.
Salud e interoperabilidad.
Publicado por el editor.
Comentarios
Por ejemplo, un brote de un virus gastrointestinal es compatible con las evidencias que se han encontrado.
Regards
LANDSCAPE COMPANY IN CHANDIGARH